En la actualidad, todos dormimos de una manera mucho más cómoda en nuestra habitación gracias a que disponemos de camas con colchones confortables y de calidad. De hecho, hoy en día los colchones son un elemento que resulta totalmente imprescindible para garantizar una buena calidad de vida gracias a que nos permiten descansar cómodamente por las noches en una posición adecuada.
De esta manera, gracias al uso de un buen colchón, podemos recuperarnos de una manera más rápida del estrés y de las tensiones que sufrimos día a día. Es decir, que estamos sometidos a las ansiedades y al ajetreo al que nos enfrentamos tanto en el mundo laboral como en el estudiantil. Del mismo modo, también nos recuperamos mucho mejor del esfuerzo físico.
Esto se debe a que cuando descansamos correctamente, nuestro cuerpo acelera la renovación y la reparación de las células que lo componen, teniendo efectos positivos tanto a nivel físico como mental. Por ello, es recomendable que elijas un colchón que se adapte a tus necesidades, ya que, al hacerlo, vas a rendir mucho mejor al día siguiente.
No obstante, aunque hoy en día pueda parecer extraño pensar en no disponer de un colchón en casa, lo cierto es que este es un elemento que no siempre ha existido. Por este motivo, en este artículo vamos a tratar de explicarte la historia de los colchones desde la prehistoria hasta la actualidad. Sigue leyendo para descubrirlo todo sobre la evolución de los colchones.
Los colchones en la prehistoria
Según los indicios que han encontrado los investigadores, al parecer los primeros homo sapiens dormían en el suelo, al aire libre o en el interior de una cueva, ya que tampoco existía el concepto de vivienda u hogar que se fue desarrollando con el tiempo. Aunque no conocían otra cosa, estos primeros humanos trataron de mejorar su calidad de sueño poco a poco.
Primero, se dieron cuenta de que sobre el soporte blando que aportan las hojas o la hierba espesa, se podía descansar mucho mejor que sobre el frío y duro suelo. Así pues, en esta época de la historia de los colchones, este elemento era simplemente un lecho de hojas, hierbas secas o cualquier material medianamente blando que diera un cierto aislamiento del suelo. De esta manera, se pudo hacer del descanso algo un poco más confortable.
De esta forma, los seres humanos, durante el Neolítico, hacia el año 5.000 a.C, llegaron a la conclusión de que, si rellenaban pieles de animales de distintos tipos de materiales, tales como hojas, hierba, matorrales o pequeñas ramitas, podían obtener un espacio más agradable para poder conciliar el sueño por las noches. Aunque podía ser algo rudo y rudimentario, aquellas personas dieron el primer paso en la invención de los primeros colchones.
Edad antigua: los primeros colchones de la historia
Desde que, en el periodo Neolítico, los seres humanos inventaron, por así decirlo, el primer ancestro de todos los colchones actuales, la evolución de los colchones no se ha detenido un solo momento. De hecho, en la Edad Antigua, su uso se extendió por el mundo conocido y las personas empezaron a experimentar con todo tipo de materiales para incrementar la sensación de comodidad.
Aquí debemos recordar que, en un primer momento, los colchones servían sólo para disponer un lugar de descanso separado del suelo que pudiera proporcionar un cierto grado de aislamiento del frío suelo, especialmente en invierno. No obstante, a partir de la Edad Antigua, ya se puso el foco en la comodidad.
Por ello, como hemos comentado, gracias a la extensión de la agricultura de la ganadería y las relaciones comerciales entre los distintos pueblos, las personas pudieron probar todo tipo de materiales que permitieron incrementar el nivel de confort de forma notable. La técnica continuaba siendo la misma: rellenar pieles de animales de distintos tipos de materiales. Pero, ahora, además de contar con hojas y hierba, ahora se utilizaba paja, lana o plumas de aves.
De esta forma, los persas empezaron durmiendo sobre esteras fabricadas con pieles de cabra hacia el 3.600 a.C., pero tan sólo 200 años después, hacia el 3.400 a.C., los egipcios ya rellenaban pieles de hojas y ramas de palma para dormir mejor. Al mismo tiempo, los griegos dormían en piezas de madera, piedra o mármol, sobre la que extendían telas para mayor comodidad. Poco a poco, se fueron incorporando materiales nuevos y 3.000 años más tarde, hacia el 200 a.C., los romanos ya dormían en sacos de tela con materiales tales como cañas, paja, lana o plumas.
Edad Media: periodo de evolución de los colchones
Los colchones que se habían inventado hacia finales de la Edad Antigua eran mucho más cómodos que los de la prehistoria. Sin embargo, presentaban algunos problemas importantes, ya que, al estar formados por materiales orgánicos, en muchas ocasiones se convertían en nidos para insectos, parásitos e incluso ratones. Por ello, era necesario ventilarlos frecuentemente y cambiarlos cada cierto tiempo. Por este motivo, hoy en día no se fabrican con este tipo de materiales orgánicos.
Al llegar la Edad Media, los materiales utilizados todavía eran los mismos: plumas, telas, lana, paja, e incluso algodón. Sin embargo, un problema importante de comodidad seguía vigente, como era el movimiento de los materiales dentro del mismo, con la consecuencia principal de que el colchón se deformaba con mucha facilidad. De esta manera, en este largo período histórico, las personas empezaron a coser en el centro del colchón y entre las capas de la tela que formaban parte del propio colchón, de manera que ahora contenía varias secciones que se debían rellenar por separado.
De esta manera, ya en el Renacimiento, las camas pasaron a entenderse como un mueble más del hogar y se empezaron a valorar como un elemento con valores estéticos y decorativos. De esta forma, se empezaron a introducir telas de mayor calidad, como la seda o el terciopelo, que se decoraban con ricos bordados.
Edad Moderna: surgimiento de la idea de colchón actual
Aunque fue en el Renacimiento, a finales de la Edad Media cuando surgió la idea de colchón entendido como un mueble más del hogar, junto a la estructura de la cama o el somier, en la Edad Moderna surgió la necesidad de hacerse con un dormitorio entre las clases populares. Fue cuando surgió el concepto de habitación actual como espacio privado destinado únicamente para dormir y guardar los enseres personales.
A lo largo de esta era, que coincide con el periodo del barroco, la técnica en cuanto a la elaboración de los colchones fue más allá y se especializó mucho más. De hecho, a principios del siglo XVIII, en el Reino Unido se lanzó el primer colchón de muelles dispuestos de manera horizontal.
Edad Contemporánea: las innovaciones de la actualidad
Sin embargo, la evolución de los colchones no se detuvo, ya que, en el siglo XVIII, justo después de la Revolución Francesa, alrededor del año 1850, se inventó el primer colchón de muelles verticales. Este tipo de colchones ya estaban elaborados con técnicas bastante similares a las actuales, pero de manera artesanal.
No obstante, al llegar el siglo XX se produjeron grandes innovaciones técnicas y tecnológicas en prácticamente todos los ámbitos de la vida humana. Por supuesto, esto también ha tenido su repercusión en los colchones que todos tenemos en nuestra habitación de tal manera que nos cuesta imaginar la vida sin disponer de uno de ellos para descansar por las noches.
De esta forma, en la actualidad, disponemos de cuatro tipos de colchones. Entre ellos, podemos citar los de espumación, que se fabrican a partir de gomaespuma o poliuretano. También disponemos los de muelles, que, como hemos comentado, surgieron en el siglo XVIII, que proporcionan grandes niveles de confort.
Entre estos cuatro tipos de colchones, podemos encontrar los más demandados en la actualidad, que son los Viscoelásticos, elaborados con material viscoelástico, que es altamente confortable y proporciona la máxima comodidad de la que disponemos en la actualidad, junto con los de látex, componente que se extrae de algunas especies de árboles y vegetales. Asimismo, es posible encontrar colchones de muelles en combinación con látex y viscoelástica. En definitiva, podemos decir que el colchón tiene historia para rato, ya que, con el paso del tiempo siguen surgiendo nuevas técnicas que elevan los niveles de confort y comodidad durante el sueño. ¿Quién sabe en qué maravilla de colchones estaremos durmiendo hacia el año 3000 d.C?